Una historia que comienza con el protagonista huyendo de la prisión de San Quintín, dentro de un bidón que transporta un camión. Una guapa y misteriosa mujer que lo ayuda en la carretera y que conoce su nombre. Un crimen que no cometió, unos culpables por buscar.
Me llama la atención que durante los primeros 40 minutos no vemos la cara al protagonista, todos sus planos son hacia su interlocutor; solo le vemos las manos y los pies y el rostro en sombra ¿por qué?.... no lo digo , a comprarla leñe; ya está bien de no ver más que bodrios.
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