domingo, 3 de febrero de 2008

EL AUTOSUFICIENTE

Érase una vez un hombre tan, tan, tan, autosuficiente que hasta el día de su muerte lo tenía en el calendario…….

El anciano Alberto Vilchez de 85 años de edad había comenzado el día con la rutina habitual, se levantó, se lavó la cara y se afeitó.
Tras beberse su taza de café y vestirse salió como cada mañana al campo a pasear y hojear el periódico en el Bar de Sixto. Cruzo unas palabras intrascendentes acerca del tiempo y la última jornada de fútbol con Pedro el frutero y volvió a casa.
Unas verduras cocidas y un yogur fueron su último almuerzo. La tarde pasó tranquila , ordenó sus papeles, limpió la cocina y dejó fuera la basura. A eso de las 8 de la tarde se vistió con su mejor traje y se sentó en la mesa abriendo la mejor botella de escocés que tenía en su despensa. Tras beber un vaso, se levantó ,acercándose al cajón del aparador , herencia de sus padres y de el extrajo un envoltorio volviendo nuevamente a sentarse.
Lentamente fue desenvolviendo el extraño paquete hasta que extrajo un revólver que observó con detenimiento. Un nuevo sorbo, mientras comprobó que en el tambor permanecía una única bala , esa misma que muchos años atrás él mismo dejó para cuando llegara este momento. Hasta aquí hemos llegado, se dijo mientras colocaba el frío cañón sobre la sién, lentamente presionó el gatillo y un trueno invadió el silencio de la habitación.

¿Qué motivó su suicidio? Para entenderlo hay que remontarse muchos años atrás, cuando tomó la decisión , pues Alberto ya había comprado el billete de ida …sin vuelta.

Alberto era un persona normal, había estudiado , tenía un trabajo , amigos , novias ; pero poco a poco fue perdiendo la fé en todo lo que le rodeaba , en la sociedad.. Descubrió que el ser humano era el animal más pernicioso y dañino sobre la faz de la tierra . La vida le fue demostrando poco a poco como conceptos como la amistad eran etéreos, interesados y falsos. Desde la juventud donde los amigos eran una especie de refugio ante los problemas (colegio, padres etc), una especie de paño de lágrimas ; intereses comunes y que una vez que desaparecían esos problemas o aparecían otros nuevos esas amistades desaparecían, porque ya no eran comunes y poco a poco esos amigos se iban olvidando. Después en la vida adulta más de lo mismo.

El amor paterno , que pudiera parecer el más puro de todos, acabó comprendiendo que no era más que otro tipo de sentimiento. Los padres siempre te tendrán como una posesión, como algo propio ; desde pequeño y hasta que se mueren. Casi siempre , pero no en todos los casos, pues hay excepciones, intentan dirigir los pasos y controlar todo, no en vano el hijo es un “apéndice”, una extensión de la propia persona, es decir, el egoísmo y sentido de supervivencia se camufla y se viste de otros conceptos “idílicos”.

En el mundo laboral no tardó en comprobar que era una jungla , lobos matando corderos, zancadillas, personas con la sonrisa todo el día y que al mínimo descuido por la espalda le hincaban sus colmillos ávidos de poder y posición.

En las relaciones de pareja encontró lo mismo, egoísmo , mentira , interés. Túvo varias relaciones ; en unas el interés era cubrir necesidades tales como compañía , soledad, hijos, situación económica…y lo peor, a veces en otras no lo llegó ni a saber. Todo adornado y camuflado con palabras vacías, y pajaritos piando en el paraíso terrenal; pero lo cierto es que nunca encontró a nadie que quisiera a Alberto Márquez, por lo que era en realidad .

La sociedad que le rodeaba la percibía como depredadores , una plaga que se afanaba en destruir el planeta, enriquecerse, aprovecharse y prevalecer sobre el de al lado; así mismo la hipocresía era algo a la orden del día; pues muchos para apaciguar sus conciencias se dedican a colaborar con absurdas ONG , claro, yo doy 30 euros para los pobres negritos y ya he hecho algo bueno, ¡que generosidad! ¡Cuánto trabajo me cuesta!, almas hipócritas.
La única bondad que encontró en el mundo fue la inteligencia del ser humano transformada en arte, cultura y ciencia .
Por estas y otras muchas razones un día Alberto se plantó, abandonó su trabajo y se fue a vivir al campo , a trabajar para vivir; se apartó de los humanos y sólo mantúvo las etéreas relaciones básicas y obvias de la supervivencia (el supermercado, el bar, etc..).
Ocupó su tiempo en realizar múltiples actividades que le desarrollaron interiormente y cambio las mujeres “decentes” por las que se dedicaban a alquilar su espíritu y cuerpo a cambio de unos billetes (menos falsedad, más sinceridad obtenía y no tenía que preguntarse cual eran sus intenciones……pues ya las sabía). Se convirtió en autosuficiente.

Sólo una cosa le preocupaba, si algún día una enfermedad grave o la edad le imposibilitaran, no tendría a nadie , ni hijos ni compañera que le cuidase. Viendo lo que hacen muchos hijos con sus padres…..tampoco es grave… se decía a sí mismo.

No obstante esa idea le obsesionó hasta que decidió acudir a una armeria y comprar un revólver, una vez que el dependiente le explicó su uso, lo envolvió, guardó y se olvidó de él…… hasta hoy.

Al día siguiente el juez levantaba el cadáver y comentaba a los agentes de la Guardia Civil: Pobre Alberto, como ha acabado . Se habrá venido abajo, pues le habían diagnosticado una enfermedad degenerativa y había comenzado a tener dificultades para andar.

2 comentarios:

David Aames dijo...

Soy un chico de 20 años, residente cerca de Gerona.

Lo siento sincero,

quizà una palabra mas paral.lela a la escéncia que me ha dejado el texto, és: realista.

Como si saliera de la mano, de quién lo ha experimentado. Mas que no de alguien que lo haya supuesto.

Enfin, un saludo! =P

Rony dijo...

Gracias David por visitar mi Blog. Comentarte que gracias a Dios, para nada se ciñe el relato a la realidad....al menos en mi caso. Si es verdad que existen por desgracia situaciones similares en la vida.
Es pura ficción, al igual que otros relatos que he publicado.

Un saludo.